30 de julio: Día Mundial contra la Trata de Personas
Los tiempos de pandemia nos llevan a
mirar la realidad desde lo "virtual". Y lo virtual es un modo de
percibir la realidad. El mundo virtual se ausenta de la materia, del cuerpo.
El 9 de febrero de 2020 se realizó la
Marcha contra el tráfico de personas, en el marco de la VI Jornada de oración y
reflexión contra la trata de personas donde el Papa Francisco expresó:
"Una de las peores esclavitudes del siglo XXI, es la trata de personas. El
tomar el cuerpo del otro como objeto de consumo y de comercio, atenta con la
esencia misma de la dignidad humana. Porque además de la explotación sexual
está el trabajo esclavo, la extracción de órganos, la explotación
infantil".
La virtualidad nos puede ayudar a no
ponerle el cuerpo a esta aberración que deshumaniza y destruye a miles de
personas. Los números y estadísticas de muertos en la pandemia −tratados como
casos, sin nombres ni historias− ayudan a darnos cuenta que no son las
estadísticas las que propician cambios profundos sino son las personas
concretas con nombre, apellido y lugar de pertenencia que, con la trasmisión de
sus experiencias de vidas, y en otros casos, con la muerte de ellas, se
reacciona como comunidad y se busca transformar comportamientos y culturas.
Nuestro Dios, en Jesús, se hizo
carne, cuerpo, hermano, prójimo... ¿Por qué?
La respuesta a esta pregunta nos
puede ayudar a reconstruir una sociedad donde ese cuerpo humano ocupe el lugar
de cuidado y protección que necesita.
La trata de personas, ¿dónde
comienza? ¿En qué momento se “mercantiliza el ser humano”? ¿Vemos este tema
como una injusticia grave, en nuestro pueblo neuquino?
La Virgen María asumió en su cuerpo
el misterio de otro Cuerpo. Seamos una comunidad profética que dignifique a
toda persona en el cuidado de su cuerpo y en la protección de todos los cuerpos
con acciones concretas y con nuevas leyes que garanticen ese cuidado.
Porque las personas, no se compran ni
se venden.

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