El Evangelio de las Formas:
Lo
que se ha difundido es que a raíz de los cuidados por la Pandemia, se dispuso
que la comunión debe entregarse en la mano y no en la boca, medida no bien
vista por un grupo de sacerdotes que, a contramano de las disposiciones
eclesiales, quieren continuar con la práctica pre conciliar.
¿Tan
grave es el este tema como para cerrar un Seminario?
Si bien la entrevista con Monseñor Taussig nos ha ayudado a entender un poco más la situación y a dividir las aguas, podemos detectar que el problema de la gravedad tiene varios niveles:
Si bien la entrevista con Monseñor Taussig nos ha ayudado a entender un poco más la situación y a dividir las aguas, podemos detectar que el problema de la gravedad tiene varios niveles:
Un
nivel es la concepción de un grupo que piensa que tocar con la mano, la Hostia Consagrada, es una
falta de respeto pues, sólo lo puede hacer el sacerdote porque tiene las manos
consagradas:
1-
Todo bautizado está consagrado en alma y cuerpo, y es: sacerdote, profeta y
rey.
2-
No existe una parte de la persona más sagrada y otra más profana. La boca y la mano han sido creadas por el
mismo Dios. ¿O acaso es una profanación tocar la comunión con la mano y no lo
es tirarle, en el estómago, un chorro de jugo gástrico?
3-
Este grupo 'religioso', muchas veces, tiene un concepto maniqueo de la
vida, suele ser dualista y divide al mundo en lo sagrado y lo profano,
olvidando las enseñanzas de Jesús que proclaman que no existe cosa externa que
pueda hacer puro o impuro sino, que lo bueno o malo son productos de los que
sale de la interioridad del hombre. Alguien dijo una vez que un borracho entra
al Templo para tomar a escondidas y lo transforma en una taberna, y un santo
entra a una taberna para hablar de Dios y la transforma en un Templo.
Otro
nivel es la desobediencia eclesial.
Este grupo, es obediente al Papa o al magisterio, que respalde sus
ideas preconcebidas. Toma lo que le conviene y lucha contra lo que no
quiere. Por eso es capaz de encender
una vela a San Pío X y criticar al Papa Francisco. No acepta a una Iglesia en camino y que
evoluciona (muchas veces a duras penas), para responder a las necesidades de
los tiempos y culturas. Y de esta manera se queda con un Dios creado a imagen
y semejanza, de acuerdo a categorías propias y no con el que nos ha revelado
Jesús de Nazareth.
Otro
nivel es el de quedarse en una religión de las formas. He conocido religiosas que se preocupan de si
la comunión se recibe con una mano o la otra, de si hay que persignarse o
arrodillarse con la izquierda o la derecha.
El tema que esa preocupación se traslada a un 'discurso de
evangelización'... Están haciendo lo mismo que Jesús criticó de los fariseos...
De lavarse las manos, de trabajar o no el día sábado... Es vaciar el Mensaje de
contenido.
Y
mientras nosotros corremos a la gente
con estas estupideces, pasa por la vereda un evangélico diciendo a la gente:
'Dios te ama'...
Es
malo que esto suceda... ¿De que pase el evangélico? Para nada... Gracias a Dios
alguien está haciendo lo que esta gente, llamada 'católica', no. Ese hombre es como el buen samaritano, que
libre del legalismo hipócrita, se dedica a lo importante.
Es
malo no por él, sino por quienes nos quedamos enredados en temas secundarios y
sin alma.
Se
ha cerrado un Seminario, pero no se ha terminado con el problema...
Espero que no nos contentemos con aplacar el síntoma sino que nos animemos a indagar cuál es el mal de fondo que lo provoca.
Siempre habrá presiones de todo tipo y habrá que mantenerse firmes en sucesivos pasos, para que en nuestra concepción religiosa se mantenga siempre viva la imagen de un Jesús que no vino a imponer formas sino un estilo de vida basada en un amor comprometido.
Espero que no nos contentemos con aplacar el síntoma sino que nos animemos a indagar cuál es el mal de fondo que lo provoca.
Siempre habrá presiones de todo tipo y habrá que mantenerse firmes en sucesivos pasos, para que en nuestra concepción religiosa se mantenga siempre viva la imagen de un Jesús que no vino a imponer formas sino un estilo de vida basada en un amor comprometido.
Juan
José Cabadas
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