29 octubre 2020

La Elección

 Bienaventurado



Por Juan José Cabadas


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En una anterior oportunidad les comenté que, para pintar, me baso en un modelo fotográfico, al que queriendo, le puedo realizar algunos cambios... Pero también debo decir que 'sin querer', le realizo muchos más...  De manera que siembre, aún queriendo hacer un duplicado, existe el toque de originalidad en cada pintura.
Tal vez, a la hora de elegir algún motivo, esté impulsado por el afán de practicar alguna técnica: una vez para reproducir el reflejo de los metales, otra, la transparencia del agua, las luces y las sombras, los pliegues de un vestido...
Pero, aún, bajo esta búsqueda consiente, existe una búsqueda que va más allá de lo razonable... Es cuando entre el modelo y yo aparece ese amor, una especie de identificación con la fotografía...
Yo siempre he dicho que mi problema con la pintura no es qué hacer, sino qué no... Porque quisiera pintar todo... Y sueño con el día en que esta actividad me reditùe el sustento diario para poder hacerlo a full. Por eso, en mi celular, está lleno de imágenes que un día quisiera que fueran obras mía... 
Pero, más allá de esto, hay veces que no sé cual pintar porque en ese momento, ya que con ninguna de ellas he hecho un 'click'.  Y entonces, salgo de esos archivos y comienzo a navegar largo rato, hasta que encuentro lo que mi corazón necesita en ese momento... Y encuentro algo, y tiene que ser eso y no otra cosa.
En el caso de la pintura del Padre Pío, he bajado muchas fotos, hasta que encontré la indicada... Una imagen monocromática... Como una foto color sepia... Y me cautivó la mirada del santo haciéndome recordar un fragmento de la carta a los Hebreos 11,27 donde habla de Moisés: "Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible."
Esa mirada del Padre Pío es la de quien caminó viendo al Invisible... Su rostro refleja ese gozo...
Tengo la idea de, algún día, plasmar una imagen de San Francisco que tuve en un sueño: Entraba a una capilla, y en el altar mayor había una luz que iluminaba de arriba a abajo una imagen del santo con el lobo... En ese único lugar de luz, dentro del Templo, estaba nevando... Desde entonces he procurado alguna imagen que me sirva de guía para la pintura, pero no le he conseguido... Espero que algún día encuentre esa imagen con la que consiga hacer un 'click'.

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