Por Juanjo Cabadas
Muchas veces me pasó...
Por ejemplo, abrir la heladera buscando el queso rallado que recuerdo estaba en una pequeña taper transparente con tapa violeta...
Repasé el refrigerador de arriba a abajo, de derecha a izquierda, más de una vez, y mi conclusión: 'No hay queso rallado'.
Aparece mi esposa y en un segundo saca una bolsita con letras grandes: 'Queso Rallado'.
En la película 'Click, Perdiendo el Control' el personaje es víctima de un control remoto que utiliza para facilitar su vida y que queda programado para tomar decisiones automáticas, en base a elecciones pasadas... Y algo semejante sucede con nuestro cerebro, a la hora de entender la realidad y realizar nuestras decisiones.
Recibimos alrededor de 2 millones de bits de impulsos sensitivos cada segundo, demasiado para tu cerebro que sólo es capaz de captar conscientemente el 2% del total de información.
De ahí que varios testigos de un mismo hecho tengan distintas versiones, o puntos de vista... Hay algo interior que decide, cuando por ejemplo sale una chica por televisión, que mi señora sepa el color de ojos que tiene, mientras yo me fijo en otras cosas.
La mayoría de la información sensorial llega hasta la corteza cerebral tras pasar por el tálamo. Dado que dependemos críticamente de la actividad de nuestros sentidos para relacionarnos con el mundo exterior, podemos considerar el tálamo como una pieza clave en la percepción.
El Tálamo es un filtro de la información para que el sistema nervioso la pueda procesar. Por ejemplo, «en un bar lleno de gente podemos mantener una conversación con una persona dentro de un grupo y focalizar nuestra atención en ella a pesar del ruido que generan las personas de alrededor».
En definitiva, la corteza cerebral, donde se elabora la racionalidad, recibe el material que ha filtrado el tálamo. Es decir que nuestra racionalidad depende del material que ha recibido para realizar el edificio de sus elucubraciones.
El término ‘límbico’ fue acuñado en el año 1878 por el médico y científico francés Paul Broca, para designar un área compuesta por tres estructuras cuya función está relacionada con el aprendizaje, la memoria y las respuestas emocionales. Está situado justo debajo de la corteza cerebral y está formado por el tálamo, el hipotálamo, la amígdala cerebral y el hipocampo. Se suele decir que el sistema límbico hace a lo que es nuestro cerebro 'emocional'.
Es decir que nuestro sistema de 'pensamientos' están supeditados a nuestras emociones...
Por eso un niño que delinque, puede entrar al mundo del crimen por amor... Una emoción que lo identifica con su padre a quien vio delinquir... Racionalmente, tal vez, no tenga argumentos sustentables para decir por qué roba, por ejemplo... Pero detrás de todo ello hay una gran lealtad con su padre ladrón... Toda su 'racionalidad' apuntará a apuntalar esta decisión que tomó su 'corazón', antes que su 'cabeza'.
Lo mismo sucede con nuestras ideas político partidarias. Generalmente son decisiones de elegir una camiseta que con la que se identifica nuestra familia... Y de ahí en adelante, de toda la información recibida, nuestro cerebro emocional irá filtrando aquellas cosas que son necesarias para que nuestro 'raciocinio' fundamente las posturas anteriormente adoptadas...
Un mismo hecho, da distintos argumentos... Uno a Fulano, que es del partido de los lisos y, otro distinto, a Zutano, del partido de los rayados.
Conocí a un sacerdote que era una eminencia en teología... Digamos de alto vuelo intelectual que, sin embargo, reconocía su tendencia partidaria porque ese partido, cuando él era niño, le regaló una pelota de fútbol.
Contradiciendo a Aristóteles, me animo a decir que el hombre, es más emocional que racional, en primera instancia... Podríamos decir: 'es un animal emocional, que razona (a veces)'.
De esto podemos sacar una serie de conclusiones: No se hace necesario 'educar en las emociones', muchas veces 'reprogramarlas'... Todo el sistema educativo apunta, primariamente, a la intelectualidad... ¿No ameritaría este concepto una revolución en la educación?
Teniendo en cuenta lo expuesto, creo que podemos llegar en entender mejor al otro, aunque piense distinto... Podemos llegar a empatizar con él, sabiendo que las decisiones de vida no pasan por un simple voluntarismo, sino que de alguna manera, cada uno está sujeto a una enorme carga vivencial, heredada de su propia familia, y adquirida con las distintas experiencias a lo largo de su historia.
Por supuesto, debo aclarar que no soy experto en el tema, que simplemente he tomado algunas cosas que he leído sobre el mecanismo del cerebro y que, filtrando todo esto, con un tálamo que está influenciado por mi 'yo emocional', ha querido esbozar un pensamiento que no tiene garantía de certeza.

No hay comentarios:
Publicar un comentario