Cine que invita al debate
Los otros
días concluyendo la jornada me predispuse a ver una película sin recordar, en
ese momento, ciertas recomendaciones que en los grupos de pares se suelen
hacer. La cuestión es que leyendo algunas sinopsis de la plataforma me decidí
por Replicados, película de los productores de Transformers. Me animo a
recomendarla por la candencia de los temas presentados.
El film
aborda una serie de cuestiones de vital importancia para estas décadas del
tercer milenio como el tan prometeico y continuo avance de la tecnología de la
ingeniería genética, en particular la clonación humana. Y con ello el debate
entre ingeniería genética y manipulación, avance de las ciencias sin ethos, los
límites que todas las disciplinas deberían recordar cuando nos asomamos a una
frontera tal como la que representan estos y otros tópicos de estrecha
vinculación a lo biológico.
Si pensáramos
en antecedentes de estos avances, podemos recordarnos las particularidades de
la tecnología nuclear en el pasado siglo con el enriquecimiento del átomo de uranio.
Son ya conocidas sus funestas consecuencias. Entonces uno podría preguntarse
¿no bastó que la guerra y las atrocidades olvidaran la poesía de Dios, al
hombre? En el primer libro de la Biblia, Dios le da al hombre a su cuidado y
protección todo lo creado. El hombre nombra a las cosas y más que un modo de
distinguirlas les otorga el ser mismo de las cosas. Es decir que esta primacía
está encuadrada en un Proyecto Superador de Amor y Bienestar, es decir el
Proyecto de Dios. Seres creados a imagen y semejanza del Creador para seguir
co-creando en nuestro compromiso con la historia. Mujeres y hombres en búsqueda
de un horizonte de sentido compartiendo una dimensión trascendental, la
espiritual. Un soplo divino que diviniza lo humano, barro que se eleva en el
Dios de Jesús.
Vale aclarar
que en este abordaje de la película presentada hay una vasta confluencia de
intereses políticos, científicos, económicos, culturales, todo ello queda
reflejado en la película, también el más existencial de todos los temas, el fin
de nuestra vida física, la partida de nuestros afectos más próximos, eso es lo
que plantea la muerte en cada una de nuestras vidas.
Juan Pablo II
en ocasión de referirse a esta temática ponía el énfasis en el mejoramiento de
la salud que puede brindarnos la cirugía genética haciendo la salvedad que el
perfeccionamiento de lo humano como especie se extralimitaba del encuadre ético
que debiera iluminar estas fronteras.
En esta
cultura touch, donde vemos a pasos agigantados el avance de la automatización,
la bancarización, la robotización, la standarización, la globalización,
debiéramos hacer con nuestra vida una férrea defensa del valor de la vida
humana con toda la belleza de su manifestación. En ella se muestra el rostro de
Dios.

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