EL MARTIN FIERRO EN LA GENERACIÓN DE LOS EMOJIS
por Eduardo M. Gobbi
El Día de la Tradición se celebra en la Argentina en conmemoración al nacimiento del escritor y periodista José Hernández, el 10 de noviembre de 1834, quien compuso El Gaucho Martín Fierro, obra lírica que ocupa la cumbre de la literatura gauchesca. La obra relata la experiencia del gaucho en los tiempos posindependentistas, cuando el país transitaba una etapa de organización política y económica que ponía a este actor social entre medio de la civilización absoluta y el campo abierto. Además, este poema gauchesco y narrativo refleja el estilo de vida que entonces tenía el gaucho, su lucha contra la autoridad, su contante tensión con el gobierno y los indios, sus costumbres, su lengua y los códigos de honor que promulgaban y mantenían en su espíritu rústico y, de alguna manera, anarquista.
Se sabe que la palabra “tradición” deriva del latín “traditio” y del verbo “tradere”, con el significado de “transmitir o entregar”. Así, llegó al español como aquello que pasa de una generación a otra; ese legado que continúa hasta el presente, siempre en permanente construcción y forjando determinada identidad cultural.
La palabra tradición refiere a ‘donación’ o ‘legado’, y abarca el conjunto de costumbres que suelen transmitirse de generación en generación. La tradición de una nación suele incluir su cultura popular, el gran acervo de música, comidas, juegos, actividades y muchas otras costumbres de cada región del país. En nuestro caso, la Argentina contiene en sí un amplio abanico de costumbres relacionadas con la vida de campo: el mate, el asado, la música folclórica, la domesticación de caballos, la artesanía a base de plata y metales, el trabajo agrícola, la pintura costumbrista, etc., forman parte de lo que nos identifica como nación frente al resto del mundo.
Los pueblos que olvidan sus tradiciones, los pueblos que se dejan seducir por cualquier moda snob, acaban por convertirse en un conglomerado amorfo sin sentido, sin dirección. La flecha del acervo nativo está en el corazón, que parta al alto cielo es la búsqueda permanente de luminosidad. Olvidado y hasta despreciado, el folklore es el elemento aglutinante de la cultura popular argentina, a la que hay que resucitar de inmediato, en todas sus formas y matices, para volver a hablar de Patria, un concepto que parece enterrado para los mayores y desconocido –inexistente- en las nuevas generaciones. Muchos dijeron estas cosas con mejor dicción y con mejor pluma a lo largo de los años argentinos: los cantores y los poetas folclóricos que han legado al ser nacional su mas pura identidad.
Aunque este concepto y concepción de la Patria que implica, con el despliegue de implicancias en cada una de las aristas de la vida nacional, esté lejos –muy lejos- de las prioridades y motivaciones de la generación de los emojis, que en su gran mayoría desconocen la existencia e importancia del Martín Fierro y el folclore como disciplina que nos permite conocernos e identificarnos como pueblo y nación.
Lamentablemente el Viejo Vizcacha no pasaba la mayor parte de su vida hablando por celular mientras hacía tu tareas campestres, ni cultivaba el tik-tok, con lo que se podría comenzar el diálogo con los centenialls y millenias.
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