Quienes conducen deben construir acuerdos desde sus liderazgos nacionales, que generen un liderazgo mundial inteligente, con proyección desde el presente al futuro...
Por Alejandro Amor
Fuente Infobae
17 de agosto 2020
Mientras el mundo analiza la pandemia por unidades que superan las fronteras inmediatas nacionales y visualiza los contagios y muertes desde esa lógica, las respuestas, en cambio, son de carácter nacional y conservan y reafirman las fronteras políticas. El Covid-19 es el primer virus que no ha dejado país sin contagios. No entiende de fronteras políticas. Ante un mundo que carece de liderazgos estratégicos y globales para enfrentarla, se consolidan las carreras individuales por la solución, y el virus no se detiene: ayer fue el segundo día con más contagios y antes de ayer, el primero. Casi 300.000 casos mundiales en un día. Miserias, incapacidades, egoísmos, dirigentes limitados, sociedades confundidas entre luchas de rigor extremo frente a la pandemia o de libertades individuales para decidir qué hacer. Ambas disputas demuestran la falta de liderazgos mundiales coordinados y claros. La falta de conocimiento de la enfermedad no significa que cada uno de los países, o peor, cada persona individualmente, pueda lograr superar esta etapa de la humanidad. Si bien la Segunda Guerra Mundial dejó un saldo de horror, muertes, heridos y destrucción casi imposibles de comprender, se lograron establecer caminos y organismos internacionales que marcaron políticas y promovieron criterios, para el momento histórico, razonables, que con errores y aciertos, con independencia o dependiente de potencias, fueron decidiendo. El Estado de bienestar es consecuencia de esa política. Muchos documentos han marcado y marcan críticas a las desigualdades que se produjeron y al desastre ambiental en el que estamos. Sin embargo, hubo un orden inmediato al conflicto.
Hoy ese orden no existe. Esa idea de salida conjunta y con organismos directrices no encuentra recepción o impulso. Tal vez Merkel lo intenta para Europa. Se puede pensar en un mundo librado a la suerte de una vacuna salvadora en el marco de una carrera que ya es armamentista sino farmacéutica. Es una dirigencia degradada y miope. Un mundo cuya historia es la lucha por la libertad enfrenta hoy una lucha en el que la libertad está condicionada por la definición de políticas drásticas o por el individualismo exacerbado. Es la consecuencia de la falta de consenso y liderazgo mundial. No el desconocimiento a la pandemia. En realidad, claramente es anterior. Se agravó con el Covid-19. Se mostró mucho más clara.
Naciones Unidas no ha intervenido y la OMS no ha logrado generar consensos.
Quienes conducen deben construir consensos desde sus liderazgos nacionales, que generen un liderazgo mundial inteligente, con proyección desde el presente al futuro. Con vacuna o sin vacuna.
Hoy nosotros conmemoramos el 170 aniversario del fallecimiento del general San Martín. Pudo entender, junto con otros patriotas americanos, la necesidad de la construcción de un plan integral de liberación, en una época en la que, cuando comenzó, no tenía más que la voluntad y la conciencia clara del rumbo a seguir. Bolivar, O´Higgins, Sucre, Artigas, tuvieron la misma visión y el mismo objetivo. No había fronteras en un combate que era continental. No había mezquindades y Guayaquil consagró esa generosidad. También hubo errores, y otros que buscaban encerrarse y resolver solos.
El consenso de la independencia construyó liderazgos únicos. San Martín, el general San Martín, tal vez nos esté marcando hoy lo que hay que hacer. Ese es un espejo en el que hay que mirarse. Esta etapa demanda liderazgos y políticas por sobre las fronteras. La patria grande hoy nos muestra la posibilidad de construir la globalización grande.
El autor es defensor del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y presidente de la Asociación de Defensores y Defensoras de la República Argentina (ADPRA).

No hay comentarios:
Publicar un comentario