23 septiembre 2020

Descubrir la pintura…

Un camino de descubrimiento personal


Por Juan José Cabadas

Mi primera experiencia, como pintor, nació de una necesidad económica…
Llegaba el día de la madre y tenía poco dinero como para comprar un regalo.
Mi amigo Francisco, compañero del Seminario, que había estudiado Bellas Artes, tenía todos los materiales para pintar y, justamente estaba en una etapa en que retomaba sus habilidades en pintura para hacer un cuadro y me dijo: por qué no le pintás algo a tu mamá…
Y me facilitó todo. Los materiales, un poster con un hermoso paisaje, con un molino, que tomé de modelo y su orientación… Él hacía lo suyo y yo, a su lado, el mío.
Mi cable a tierra, siempre pasó por el arte… Solía escribir, como para escapar de mi timidez que me aislaba… Y, a través del arte, encontraba puentes para llegar a los demás. Aparte de la escritura había descubierto la pintura.
Pero pasó el tiempo y recién volví a pintar ya ordenado, cuando estando como vicario con un párroco con el que no estaba a gusto, al llegar las noches largas de un invierno cruel, busqué cubrir el tiempo con algo, como para escapar de la soledad… Y volví a pintar… Esta vez sin orientación… Tomando como modelo alguna postal… Y conectaba con los demás regalando mi producción…
Después de muchos años, habiendo pedido la dispensa del ministerio, ya casado y luego con una hija… Volví a intentar con algunas revistas con tutoriales y todo quedó ahí. Recuerdo que tuve la osadía de pintarnos como familia, a partir de una foto, los tres: mi mujer, mi hija y yo… En realidad mi esposa se pareció a Michael Jackson, yo era como el Kiko del Chavo del Ocho y, mi hija, demasiado chica como para hacerme un juicio por lo que hice…
Ya de grande me hice el propósito de, cada año, tratar de incorporar algo nuevo a mi vida… Algún nuevo aprendizaje… hice locución, aikido, Pilates, comics, hace tres años comencé a pintar con lápices de colores, pasteles, acuarelas con una profesora, y los últimos dos, óleo, con otra.
Y fue como volver a casa…
Una de las cosas que me brinda esta experiencia es la de afianzarme en mí mismo.  Yo que nunca me animaba a dar mi opinión en grupo, por timidez, ahora rompo con ese cerco para mostrar a mis amigos lo que sale de mis manos.
No es mucho el tiempo que tengo para dedicarle a la pintura, a veces más, otras menos… Una siesta, una noche, una mañana de domingo…
Estar bien orientado por una profesora es fundamental y me hace saber que todo es bueno, pero puede mejorarse…
Siempre apunto a la superación y eso me exige ir rompiendo con algunos malos hábitos, como por ejemplo, el inmediatismo… El querer que las cosas ya estén terminadas… Si quiero algún día llegar al hiperrealismo, sé que deberé ajustar mi observación y mi conciencia de que el camino se hace tan importante como la meta.
El óleo tiene nobleza, la de permitirte volver una y otra vez, a esbozar, a pintar, a corregir y a detenerte en el mismo centímetro cuadrado para observar cada detalle.
Con música de fondo, delante de una tela para pintar, el tiempo se desdibuja… Y sueño con algún día poder tener todo el tiempo disponible para pintar… Por lo que para ello debe empezar desde ahora a vender mis obras… Porque quisiera que este sea mi modo de sustento y porque, en casa, nos hemos quedado sin paredes para colocar cuadros.



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