EL ESCÁNDALO DEL ARMAMENTISMO
los gastos en armamentos constituyen un
“escándalo intolerable que debemos de
nunciar” nos dice
Pablo VI en la Populo
rum Progressio – el Progreso de los Pue
blos- escrita en 1967. Allí además advertía
que el desequilibrio entre países
pobres y
ricos se agravaba, criticaba el
neocolonialis
mo y afirmaba el derecho de todos los pue
blos al bienestar.
Esa era la huella del Padre Lebret.
Hoy, es
tanta la ambición por detentar el arma
mas
mortífera, letal y destructiva, que, por ejem
plo
Estados Unidos, implementó un concurso
con premios en efectivo para desarrolladores
que
diseñaran una nueva línea de armamentos,
que sea de
interés norteamericano.
He aquí las cifras del escándalo: mientras que en los años 68-70 se gastaron más de 180 mil millones de dólares anuales en armamentos, al mismo tiempo morían directamente por el hambre o por enfermedades que encontraban un terreno propicio a causa de la mala nutrición, 35 millones de hombres.
En 2019, el mundo gastó en armas y guerras, en inhumana actitud, la cifra
de 2 billones de dólares, equivalente a 28 millones de viviendas de 50.000
dólares.
Cada programa de armamentos con una mano escribe el
alza de las acciones en el mercado de valores de las empresas que fabrican
armas y con la otra escribe el epitafio de millones de seres humanos que es el costo real de los nuevos beneficios de los fabricantes de
armamentos.
Hay más de este escándalo –dice Ezequiel Ander Egg, en cuya investigación basamos esta nota- pues bástenos señalar que el conjunto de estudios e investigaciones y pruebas que han precedido a la fabricación de uno de los más modernos cazas supersónicos (el F-47) se han gastado millones de dólares suficientes para construir más de un millón de casas, con lo cual podríamos dar habitación digna a no menos de cinco millones de personas.
Los submarinos atómicos más recientes cuestan una suma de dinero
suficiente para construir 50 hospitales dotados de instrumental moderno que
podrían usarse para dar vida en 50 ciudades.
De acuerdo a datos proporcionados por la UNESCO en el mundo se gasta el
40% más de armas que en educación pública; y mientras que por cada soldado se
gasta anualmente en el mundo U$ 700.000, el costo de la educación de cada niño
en promedio es U$ 100.
Por otra parte, si comparamos los gastos militares con los gastos
destinados a la ayuda para el desarrollo de los países pobres y los gastos en
educación y salud, debemos concluir que vivimos en un mundo de irracionalidad
global.
Se globalizó la guerra, el hambre, la injusticia social, el
analfabetismo, cuando
lo que debió globalizarse para humanizar el mundo, era la paz, la
alimentación, la justicia, la salud, la educación. EL DESARROLLO ES EL NUEVO NOMBRE DE LA PAZ, dijo también Pablo VI
a los líderes mundiales en la ONU.
Y como sostuvo Martin Luther King:“Una
nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales, se
acerca a la muerte espiritual”
Frente a Pablo VI y Luther King, Donald Trump: desde hace varios
años, el gigante norteamericano es el país que más recursos económicos destina
a la esfera militar. En 2018, el presidente Donald Trump firmó un presupuesto
récord para 2019 de 716 mil millones de dólares dedicados a distintos tipos de
armamento.
«Tenemos 716.000 millones para entregar los mejores aviones, los mejores barcos, los mejores tanques y misiles en cualquier lugar de la Tierra. Nadie los hace como nosotros», dijo Trump en un discurso.
Los
investigadores (del Instituto para la Paz, Suecia) predicen que el gasto
militar de EE.UU. seguirá creciendo «de manera significativa» en los próximos
años, tal como lo viene haciendo en los últimos tiempos. Mientras que la Otan representa el 52% del gasto mundial.
Todo esto para Armamento nuclear que da miedo. Las nuevas tecnologías han
permitido avanzar con armas que pueden destruir una nación entera y que pueden
causar estragos irreversibles: generan cáncer y hasta modifican la sexualidad.
Rusia dispone de un misil nuclear -Sarmat SS-X-30.
“Satan”, según la Otan. Se trata de una formación intercontinental pesada,
capaz de portar 10-15 ojivas nucleares;
de “armas láser», «armas hipersónicas», y los nuevos misiles de crucero
que tienen un alcance ilimitado.
China también dispone del J-20, su avión de combate ‘invisible’ a los radares, una creación magnífica desde lo técnico, pero más que temible para la humanidad. Semanas atrás, también presentó el ZKZM-500, el “AK-47 láser”, una ametralladora capaz de quemar y producir “un dolor insoportable”, según sus creadores, y con precisión y alcance como para acertar a un kilómetro de distancia.
Junto a la superproducción y subalimentación, se da otro contraste no menos absurdo: mientras se acelera el progreso científico y técnico, el hambre se agrava en el mundo.
Es extraordinario el hecho de que en una época en que
la abundancia comienza a ser la condición -o por lo menos la condición
potencial- de países y regiones enteras y no la de unos pocos privilegiados y
en la que está resultando posible realizar proezas científicas que rebasan los
sueños más fantásticos que haya tenido la humanidad, perezcan de hambre y de
necesidad un mayor número de personas que nunca.
Esta situación es intolerable y tan contraria al mas noble interés de todas las naciones, que debería provocar por igual en los países avanzados y en los países en procesos de desarrollo, la determinación de ponerle fin a esta espiral irracional e imparable de armamentismo.
La conquista del espacio sideral es importante y digna de aplauso pero
no es más urgente el hambre de los hombres? Cómo podemos convivir con estas dos
realidades: hambre y proezas científicas.
No es posible crear, como lo propuso Pablo VI, (discurso en la ONU) un fondo
mundial para combatir el hambre con los recursos destinados actualmente al armamentismo
y a la ostentación? O sino: cómo
deben proceder los pueblos hambrientos para conseguir alimentos, salud,
educación?
El hambre, que arrasa territorios inmensos en el mundo,
es una llaga en la entraña de la humanidad entera, y todos los pueblos deben
luchar contra ese azote, padezcan de ella o estén ahítos, porque se trata de un
combate en que no cabe ser neutral.
La cita pertenece a Ilva Ehrenburg y fue pronunciada hace casi 60 años. Qué ha cambiado en el
mapa del hambre desde entonces? Muy poco. Nada suficiente, por cierto.
Pero la Populorum Progressio
nos recuerda que no todo es negativo en el mundo contemporáneo. De aquí que, después
de cincuenta y tres años de su publicación, su relectura nos siga invitando a permanecer fieles a su
mensaje del desarrollo humano como vocación en la libertad, en la verdad y en
la caridad, esperando que, con la solidaridad de todos, mejore nuestra
sociedad.
Porque, además, siempre habrá hombres y mujeres en todo el
planeta con la semilla de la solidaridad germinando en su interior, liberando
las energías humanas hacia la justicia, una mejor distribución de las riquezas
y la fraternidad que nos iguala en las grandes aspiraciones humanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario