Carlos Saavedra Lamas
Por Felipe Murillo
Breve biografía
Carlos Saavedra Lamas, nació en Buenos Aires, el 1° de noviembre de
1878. Fue bisnieto de Cornelio Saavedra,
Presidente de la Primera Junta.
Antes de cumplir los treinta años, Saavedra Lamas resultó elegido diputado
nacional (1908-1912), legislador de la provincia de Buenos Aires (1912-1915).
Ministro de Justicia e
Instrucción Pública (1915-1916), Ministro de Relaciones Exteriores (1932-1938),
Rector de la Universidad de Buenos Aires (1941-1943). Brilló como diplomático
pero fue un hombre compenetrado con los derechos del trabajador. Autor
del Código Nacional del Trabajo presentado en la undécima Conferencia
Internacional del Trabajo, en Ginebra. Este le valió la Presidencia de la
Conferencia de la OIT, en 1928. Es la primera vez que un argentino llegaba
a esa destacada posición.
También presidió en 1936, el
17º Período de Sesiones de la Asamblea de la Sociedad de Naciones.
Tiene varios escritos: «Economía colonial, asalariados de la República
Argentina», «Tratados Internacionales de tipo social», «Por la paz de las
Américas» y «Las huelgas en las minas de carbón de Inglaterra.»
Entre sus condecoraciones figuran la Gran Cruz de la Legión de Honor de
Francia, la orden del Cruceiro Do Sul de Brasil y la orden al Mérito Civil de
Chile. Además recibió importantes condecoraciones de los gobiernos de Bolivia,
Perú, Holanda, Alemania, y el Vaticano. Recibió el Premio Nobel de la Paz en
1935.
Murió en Buenos Aires el 7 de mayo de 1959, a los 80 años. Sus restos
fueron sepultados con honores en el cementerio de la Recoleta
Antecedentes de la guerra del Chaco Boreal
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| Chaco Boreal |
Según Porcelli (1991) en la Suramérica de los años treinta, la desventaja
económica, política y estratégica de Brasil frente a Argentina era enorme. Paraguay,
además, era considerado una especie de «feudo» argentino. Los grupos económicos establecidos en Buenos
Aires también tenían grandes intereses en Bolivia, donde adquirieron
considerables extensiones de tierra. De tal modo que el Chaco Boreal estaba
bajo control argentino.
La cuestión del Chaco tomó importancia con las reparaciones paraguayas de
la Guerra de la Triple Alianza. Sin dinero, Paraguay tuvo que vender grandes
tramos de tierra en el banco occidental del Río Paraguay, los cuales fueron a
parar a manos de la familia argentina ganadera Casado
Del lado boliviano, la necesidad de obtener una salida al mar se conjugó
con la suposición de que una vasta capa de petróleo existía en el Chaco, lo que
alimentó la ambición de sus dirigentes, como también de los paraguayos y
argentinos.
El
límite entre Bolivia y Paraguay en el Chaco Boreal no había quedado resuelto y
fue origen de controversias en el siglo XIX, que perduraron en el nuevo siglo.
A fines de 1928, Paraguay tomó un punto fronterizo boliviano y Bolivia contestó
ocupando uno paraguayo; como consecuencia, ambos países rompieron relaciones
diplomáticas. La Conferencia Internacional de Estados Americanos sobre
Conciliación y Arbitraje reunida en Washington, designó a comienzos de 1929 una
Comisión de Neutrales, integrada por Colombia, Cuba, México, Estados Unidos y
Uruguay, la que consiguió lograr un intercambio de prisioneros y recomendó la
celebración de un pacto de no agresión.
En este contexto, la mayor preocupación para Brasil era que Argentina, que
disponía de importantes recursos y adecuada organización económica, se
fortaleciera como potencia de América del Sur.
Saavedra Lamas llegó a la Cancillería en 1932, en una coyuntura
particularmente difícil. El mundo sufría las consecuencias de la gran crisis de
1929 y ya se hacían sentir las ideologías que terminarían por invadir Europa y
nos llevarían a una guerra mundial que cambió, a un precio terrible, la
configuración política internacional.
Su personalidad reflejaba un cuidadoso equilibrio entre sus ideales y las
realidades políticas. Entre los primeros, estaba su constante preocupación por
la paz. Un ideal que, en definitiva, servía también al progreso de la
Argentina.
Las iniciativas decisivas para resolver el conflicto del Chaco estuvieron
en manos de Estados Unidos y Argentina. Mientras Estados Unidos quiso mostrar
su liderazgo panamericano, probando que el continente no necesitaba de la
Sociedad de Naciones, Argentina aprovechó la guerra para cuestionar ese
liderazgo y convertirse en el principal portavoz de los intereses del mundo
iberoamericano.
En 1935, desde Nueva York, Saavedra Lamas –representante por Argentina–
alertó a la Sociedad de Naciones sobre que el internacionalismo moderno no
podría crear una política bajo la forma de un supra Estado, porque debilitaría
las soberanías de los países. El desafío argentino no solo se dirigía a la
máxima autoridad en materias internacionales, sino también a la potencia
económica mundial del momento.
Trabajando por la paz

Desde principios del siglo XX, Argentina había ofrecido en varias ocasiones
su mediación a Bolivia y Paraguay en relación con el diferendo sobre el Chaco
Boreal, sin que fuera posible hallar una solución. Tampoco había tenido suerte
la Comisión de Neutrales establecida por la Conferencia de Washington,
presidida por los EE.UU. que, curiosamente, no estaba integrada por ninguno de
los países vecinos a aquellos en conflicto.
Mientras la Argentina se integraba a los trabajos de la Sociedad de las
Naciones, Saavedra Lamas como Canciller argentino debió abocarse a encontrar
una solución al conflicto armado entre Bolivia y Paraguay. Procuró subsanar la
deficiente composición de la Comisión de Neutrales
En
Septiembre de 1932, una iniciativa del Comité de Neutrales de Washington,
tendiente a establecer sanciones contra el Estado que continuara hostilidades,
cuando el otro deseara paralizarlas, provocó el rechazo de tal idea por la
Cancillería Argentina, bajo la dirección de Saavedra Lamas, con el convincente
argumento que sólo la constancia de un instrumento legal “firmado y ratificado
por los países a que se pretende aplicar, podría justificar una injerencia de
índole coercitiva en armonía con los principios básicos del Derecho Internacional”.
La
iniciativa de Saavedra Lamas recibió el importante apoyo del Brasil, con
pequeñas enmiendas; pero la respuesta norteamericana fue negativa.
Saavedra
Lamas no se amilanó por el rechazo norteamericano y continuó la campaña para
recibir apoyos. El canciller argentino obtuvo la firma de seis Estados de
América Latina: Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay y Uruguay. En
diciembre de 1933, durante la Conferencia Interamericana de Montevideo, Estados
Unidos anunció su intención de llegar a ser parte. Luego llegaron muchas
adhesiones latinoamericanas y europeas. El Tratado Antibélico de No agresión y
Conciliación, tal es su nombre oficial, fue ratificado por los siguientes
países americanos: Argentina, Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador,
Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá,
Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Además, recibió las
siguientes ratificaciones de países extra regionales: Bulgaria,
Checoeslovaquia, España, Finlandia, Rumania y Yugoslavia. Se adhirieron al Pacto,
Colombia, Grecia, Noruega y Turquía; Portugal ratificó su adhesión.
Concluyeron el 12 de junio de 1935 con la firma de un protocolo ratificado
en 1938, que dispuso el fin de las hostilidades sobre la base de las posiciones
alcanzadas su finalización con la firma de un protocolo en 1935 con la
intervención de un grupo mediador presidido por el Canciller Argentino Carlos
Saavedra Lamas.
Con ese protocolo, Paraguay obtuvo el 75% de la zona en litigio y Bolivia
el resto, logrando el ansiado acceso al río Paraguay así como la localidad de
Puerto Casado.
El Protocolo de 1935 estableció una Comisión Militar Neutral, presidida por
un general argentino, encargada de los arreglos relativos al cese del fuego y
la desmovilización de las fuerzas en oposición, misiones que cumplió
eficazmente.
El 27 de abril de 2009, 74 años después de finalizado el enfrentamiento
bélico, los presidentes Evo Morales de Bolivia y Fernando Lugo de Paraguay
firmaron en Buenos Aires el acuerdo definitivo de límites territoriales del
Chaco Boreal, previa aceptación por parte de sus respectivos cancilleres del
«Acta de cumplimiento y ejecución» del tratado de paz, amistad y límites entre
Bolivia y Paraguay
En el pensamiento de Saavedra Lamas, hay un rotundo no al armamentismo,
pero un igualmente rotundo sí al mantenimiento de fuerzas apropiadas para un
equilibrio militar razonable en la región o enfrentar situaciones imprevisibles.
Pero fue más allá, anticipando el futuro mundial. Al referirse a la
Comisión Militar Neutral responsable de ejecutar la separación y reducción de
fuerzas al finalizar la Guerra del Chaco, la llamó «una fuerza internacional,
enviada como policía internacional, para separar a dos ejércitos en guerra».
Saavedra Lamas ya pensaba en términos de fuerzas internacionales desplegadas
para el mantenimiento de la paz, tal como lo hacen hoy las Naciones Unidas.
«Luego de la firma en Buenos Aires del tratado de fin del conflicto parecía
como si la paz necesitara de la canción inmortal, para constituirse, al fin, en
una realidad, el himno comenzó a escucharse. Arriba, mirando hacia el cielo
americano, ondeaban junto a la nuestra, las banderas de Bolivia y Paraguay.
Otra vez hermanas, como ayer. Esa noche, la capital argentina se pobló de
rumores jubilosos, que parecieron encontrar resonancias en lo mejor del
espíritu de sus ciudadanos. Mientras tanto, el cable transmitía esta grata
nueva a las alborozadas poblaciones de La Paz y Asunción, que se dieron a
demostraciones entusiastas, aun antes de conocerse las bases del acuerdo.
Es que, lo importante, era terminar con el estéril derramamiento de sangre;
cerrar la arteria abierta, cauterizarla, y a partir de entonces, en mesa
redonda, dictaminar lo que en justicia correspondía. Manifestaciones con
banderas nacionales recorrieron las calles de las ciudades y pueblos de la
tierra guaraní y el altiplano. Y, bajo ese signo augural, se inició otra era de
comprensión entre pueblos, sin diferencias y sin rencores, anhelosos de forjar
en la paz su destino. Los años darían fe de la buena voluntad que asistió a los
hombres que actuaron en las negociaciones de paz, y al sincero y mutuo deseo de
que aquellos ideales fructificaran para felicidad de las naciones americanas.»
El premio Nobel de la Paz le fue otorgado, por primera vez, a un latinoamericano: el canciller argentino Carlos Saavedra Lamas, por su trabajo de mediación que puso fin a la guerra entre Paraguay y Bolivia. Desde su fe católica, quizá influido por la encíclica Rerum Novarum, Saavedra Lamas entendió que la mejor manera de encontrar la armonía entre los pueblos es a través de la justicia. Además de lograr la pacificación entre dos pueblos hermanos, con la firma del Protocolo de Paz, el canciller argentino evitó la injerencia de Estados Unidos en la región a partir del hallazgo de petróleo en el Chaco boreal.



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