Diáconos Permanentes.
Por el Pbro. Guillermo Gómez
Introducción:
El
Instituto “San Esteban”, para la formación del diaconado permanente tuvo sus
inicios entre los años 2009/10 a impulsos de Monseñor Santiago Olivera entonces
obispo de Cruz del Eje.
Venía
a cubrir la necesidad de brindar formación a los candidatos al diaconado
permanente instituido en la diócesis en los años 1992 por el entonces obispo de
la diócesis Monseñor Omar Felix Colomé y cuyo primer fruto fue el diacono Angel
Lasalla, ordenado en 1997.
Entre
los años 1992 a 2009 se experimentaron varios intentos de brindar una formación
sistemática a los candidatos sin que, por diversos motivos, se pudieran lograr
los objetivos.
A la
fecha el Instituto San Esteban cuanta con 8 años de funcionamiento y, en ese
periodo, se han ordenado 14 diáconos permanentes salidos de distintas
comunidades de toda la diócesis de Cruz del Eje,
El desafío formativo del Instituto
La
diócesis de Cruz del Eje abarca un territorio que comenzando en “La Cubre” se
extiende, a lo largo hasta el límite con San Luis a la altura de Merlo y Santa
Rosa del Conlara, (aprox. 300 km.) y, a lo ancho, recorriendo todo el filo de
las cierras grandes hasta los límites con el SE de La Rioja y NE de San Luis
(aprox. 22 mil kilómetros cuadrados).
En
su geografía no hay grandes ciudades siendo las más importantes: Cruz del Eje
al norte y Villa Dolores al sur. Entre ambas hay una distancia de aproximadamente
180 kilómetros.
La mayoría de los pueblos (aproximadamente 25)
se desparraman a lo largo de las rutas nacional 38, provincial 15, nacional 20
y nacional 148 y ruta provincial 1 (San Javier-Merlo) que recorren la diócesis
de norte a sur y las rutas nacionales 38 y 20 (a los Túneles) y 20 a Quiñes
(SL) que atraviesan la diócesis de este a oeste a la altura de Villa de Soto,
Los Gigantes-Taninga y Villa Dolores.
Su
población es de aproximadamente 160 mil habitantes de los cuales entre 60 y 70
mil viven en las dos ciudades principales. Otros 40 mil están distribuidos en
cinco ciudades con un promedio de 8.000 habitantes cada una y el resto
distribuido en localidades más pequeñas y la zona rural (en general muy poco
poblada).
El
hecho de que las dos ciudades más importantes se encuentran a considerable
distancia una de otra y que a su vez estas se encuentran distantes de las
localidades vecinas, hizo difícil implementar un centro único diocesano,
geográficamente ubicado, para la formación de diáconos permanentes, de
catequistas, o distintos ministerios.
A lo
largo de los años se intentó crear Centros de Formación sistemáticos para
catequistas o para agentes de pastoral tanto en Cruz del Eje cuanto en Villa
Dolores, pero fue muy difícil sostenerlos en el tiempo tanto por la provisión
de profesores cuanto en mantener un número de alumnos que justificara el
esfuerzo. En las otras localidades también se intentó establecer medios de
formación menos sistemática, pero con la misma dificultad.
San Esteban
Como
se dijo, en 2009 se funda el “Instituto ‘San Esteban´ para la formación del
diaconado permanente” Siendo su primer director Monseñor Pedro Lopez y su
secretario el diacono Angel Lasalla.
Debido
a que, desde el principio, son propuestos candidatos de distintas localidades –
desde La Cumbre a Villa Dolores – se va buscando una modalidad que, por un lado
posibilite la asistencia de los profesores, todos sacerdotes de las distintas
parroquias de la diócesis y por otro
pueda ser accesible a los candidatos.
Se
buscan distintas modalidades que en general van adoptando las siguientes
formas: día: sábados, todo el día (aunque se hacen experiencias de dos
jornadas), en distintas localidades. Desde el principio se vio que una de las
mayores dificultades era coordinar los horarios de los profesores. Designación
de tutores que deben reunirse regularmente con los candidatos a su cargo para
ayudarlos en el estudio.
En
el paso siguiente se fijan las clases dos veces al mes y en un lugar fijo
equidistante (Salsacate y luego San Carlos Minas).
Otra
modalidad implementada fue la de clases una vez al mes, pero dos días (viernes
al medio día hasta sábado por la tarde) Se cambió el lugar a Villa Cura
Brochero.
Esta
experiencia fue interesante porque posibilitó una mayor integración en la
convivencia con los candidatos, pero tuvo la dificultad se hacía más difícil el
estudio entre una clase y otra y, si se perdía una se perdía en la práctica un
mes d estudio. Esto motivo que, al año siguiente, se volviera a la modalidad de
clases un sábado cada quince días (antes era dos sábados al mes) pero se
mantuvieran cuatro jornadas dobles (viernes y sábado) dos en el primer
cuatrimestre y dos en el segundo.
Otro
tema al que aún no se encontró acabada solución fue al de la integración de las
esposas al proceso formativo de los candidatos. Se adopto la idea de que, una
vez al mes, las esposas asistían con sus maridos y había espacios de formación
separados y espacios conjuntos. En la práctica esto se cumplió muy
irregularmente fundamentalmente por la dificultad de encontrar quién se hiciera
cargo del espacio formativo específico para las esposas
Perfil de los candidatos al Diaconado Permanente.
El discernimiento vocacional ha de realizarse con
criterios objetivos conforme a la tradición de la Iglesia y a las necesidades
pastorales actuales. Al tratarse de un ministerio que exige cualidades
específicas, la aceptación de los candidatos no se hará buscando resolver el
problema de la escasez de sacerdotes ni para premiar una vida apostólica o
virtuosa. El criterio será siempre valorar con seriedad los signos vocacionales
y las cualidades humanas y cristianas de los candidatos.
Condiciones generales.
El aspirante al diaconado permanente que es presentado
para iniciar su proceso de formación debe ser una persona probada e
irreprensible.
Deberá
contar con:
a) Buena
salud física y psíquica y, en lo posible, no más de sesenta años, en vista a
las exigencias propias de la formación y a la naturaleza del ministerio a
desempeñar.
b) Formación
cultural básica acorde con el camino formativo que iniciará: egresado de la
escuela media, o con capacidad para realizar los cursos y encuentros de la
formación, así como para comunicarse satisfactoriamente en forma verbal y por
escrito.
c) Suficiente
madurez humana: conciencia de sus capacidades y de sus limitaciones, sentido de
responsabilidad, buen criterio, capacidad de diálogo y amistad.
d) Aptitud
para el cambio y disponibilidad ante las necesidades de la Iglesia local para
traslados, teniendo en cuenta las propias condiciones familiares o laborales.
e) Cualidades
espirituales: sentido de fe, oración, piedad eucarística y mariana, amor a la
Iglesia y a su misión, espíritu de pobreza y de obediencia, celo apostólico,
disponibilidad para dejarse formar, orientación al servicio, honradez y
fidelidad a las promesas, castidad y amor a los hermanos, especialmente a los
pobres y necesitados.
f)
Iniciación cristiana plena y formación equivalente a la de un catequista.
g) Una
comunidad eclesial en la que esté inserto y buena fama entre sus fieles;
aptitud para trabajar en comunión con otros; capacidad de liderazgo y servicio.
h) Los
candidatos deben estar libres de cualquier irregularidad e impedimento canónico
En
los aspirantes siempre se ha de tener en cuenta la sencillez, el espíritu de
comunión y la humilde entrega al servicio, y se ha de excluir a quienes
manifiesten ánimo confrontativo, deseos de sobresalir, ambición de poder o
dominio.
Fin de la Formación
Se
asume el fin planteado por la ratio aprobada “ad experimentum” para la
formación de los diáconos en la Argentina.
Desarrollo
humano y espiritual (La formación debe estar orientada al crecimiento humano,
sicológico, social y espiritual de los candidatos)
Pastoral
(las distintas materias deben tener una dimensión pastoral)
Litúrgica:
(las distintas materias deberán tener en cuenta la dimensión celebrativa
litúrgica)
Los
tres aspectos de la vida diaconal
Programa Curricular formulado en base a la
Ratio Argentina
Tiempo de cursado: 4 años
Modalidad: Clases
presenciales cada 15 días, 7 hs. reloj de clase c/u (aprox. 140 hs reloj de
clase al año), más cuatro encuentros al año de día y medio de 10hs. c/u (aprox.
40 hs. reloj de clase)
Materias:
Metodología
del Estudio (un cuatrimestre el 1er.año)
Historia
Bíblica (Un cuatrimestre el 1er. Año)
Teología
Fundamental (un cuatrimestre 1er.año) *
Teología
Dogmática I, II, III y IV (Salvo 1er. Año que comienza en el 2do.cuatrimestre,
2do., 3ro. Y 4to. Años los dos cuatrimestres) *
S.E.
I. II. III. IV dos cuatrimestres por año *
Liturgia
I, II, III, IV un cuatrimestre por año *
Derecho
Canónico I, II, III (Un cuatrimestre 1ro., 2do., y 3er. Año)
Moral
I, II, III y IV un cuatrimestre por año *
Historia
de la Iglesia I, II, III un cuatrimestre 1ro., 2do. y 3er. Año *
Teología
Pastoral I, II, III un cuatrimestre 1ro., 2do. y 3er. año *
Teología
Espiritual I, II, III y IV un cuatrimestre por año *
Doctrina
Social de la Iglesia: un cuatrimestre en 4to año *
Documentos
de la Iglesia: un Cuatrimestre el 4to año
Realidad
de la Iglesia Argentina: Un cuatrimestre el 4to. Año.
En
las materias marcadas con * el docente, además de los apuntes o fotocopias que
entregará en las clases y con los que se trabajará, deberá indicar un libro
digitalizado de profundización que los alumnos deberán leer, de acuerdo a las
indicaciones del docente y que será materia de evaluación
Desafíos a enfrentar:
1.-
Conformar un cuerpo de profesores comprometidos con el proceso formativo de los
candidatos..
2.-
Relanzar a los “tutores” a fin de realmente cumplan con su función dentro del
sistema formativo.
3.-
Reforzar, a través de seguimientos y evaluación, el compromiso de los
candidatos al estudio.
4.-
Lograr un mayor compromiso de los párrocos presentantes con el proceso
formativo.
5.-
Lograr la integración de las esposas al proceso formativo.
6.-
Organizar y ejecutar el área administrativa académica
7.-
Clarificar y regularizar el área administrativa económica (pago de los gastos
de movilidad de los docentes)
8.-
Mejorar los aspectos didácticos y reforzar el currículo transversal
9.-
Mejorar el proceso formativo humano de los candidatos.
10.-
Mejorar el seguimiento del discernimiento vocacional.
El diaconado permanente es una vocación que proviene
de Dios que llama y con su Espíritu inspira una respuesta libre y creyente para
la entrega en el servicio. Pero junto a la llamada de Dios y a la respuesta del
hombre hay un elemento constitutivo de la vocación ministerial: la llamada
pública de la Iglesia. Esta llamada tiene un sentido sacramental ya que
la autoridad eclesial es como el signo y el instrumento de la intervención
personal de Dios, que se realiza con la imposición de las manos. Por esto y, en
particular, por representar una elección de Dios, el discernimiento de la
Iglesia es decisivo para la elección de la vocación al ministerio diaconal.

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