15 octubre 2020

Instituto San Esteban - Diócesis de Cruz del Eje.

 Diáconos Permanentes.

Por el Pbro. Guillermo Gómez


Introducción:

El Instituto “San Esteban”, para la formación del diaconado permanente tuvo sus inicios entre los años 2009/10 a impulsos de Monseñor Santiago Olivera entonces obispo de Cruz del Eje.

Venía a cubrir la necesidad de brindar formación a los candidatos al diaconado permanente instituido en la diócesis en los años 1992 por el entonces obispo de la diócesis Monseñor Omar Felix Colomé y cuyo primer fruto fue el diacono Angel Lasalla, ordenado en 1997.

 

Entre los años 1992 a 2009 se experimentaron varios intentos de brindar una formación sistemática a los candidatos sin que, por diversos motivos, se pudieran lograr los objetivos.

A la fecha el Instituto San Esteban cuanta con 8 años de funcionamiento y, en ese periodo, se han ordenado 14 diáconos permanentes salidos de distintas comunidades de toda la diócesis de Cruz del Eje,

 

El desafío formativo del Instituto

La diócesis de Cruz del Eje abarca un territorio que comenzando en “La Cubre” se extiende, a lo largo hasta el límite con San Luis a la altura de Merlo y Santa Rosa del Conlara, (aprox. 300 km.) y, a lo ancho, recorriendo todo el filo de las cierras grandes hasta los límites con el SE de La Rioja y NE de San Luis (aprox. 22 mil kilómetros cuadrados).

 

En su geografía no hay grandes ciudades siendo las más importantes: Cruz del Eje al norte y Villa Dolores al sur. Entre ambas hay una distancia de aproximadamente 180 kilómetros.

 

 La mayoría de los pueblos (aproximadamente 25) se desparraman a lo largo de las rutas nacional 38, provincial 15, nacional 20 y nacional 148 y ruta provincial 1 (San Javier-Merlo) que recorren la diócesis de norte a sur y las rutas nacionales 38 y 20 (a los Túneles) y 20 a Quiñes (SL) que atraviesan la diócesis de este a oeste a la altura de Villa de Soto, Los Gigantes-Taninga y Villa Dolores.

 

Su población es de aproximadamente 160 mil habitantes de los cuales entre 60 y 70 mil viven en las dos ciudades principales. Otros 40 mil están distribuidos en cinco ciudades con un promedio de 8.000 habitantes cada una y el resto distribuido en localidades más pequeñas y la zona rural (en general muy poco poblada).

 

El hecho de que las dos ciudades más importantes se encuentran a considerable distancia una de otra y que a su vez estas se encuentran distantes de las localidades vecinas, hizo difícil implementar un centro único diocesano, geográficamente ubicado, para la formación de diáconos permanentes, de catequistas, o distintos ministerios.

 

A lo largo de los años se intentó crear Centros de Formación sistemáticos para catequistas o para agentes de pastoral tanto en Cruz del Eje cuanto en Villa Dolores, pero fue muy difícil sostenerlos en el tiempo tanto por la provisión de profesores cuanto en mantener un número de alumnos que justificara el esfuerzo. En las otras localidades también se intentó establecer medios de formación menos sistemática, pero con la misma dificultad.

 

San Esteban

Como se dijo, en 2009 se funda el “Instituto ‘San Esteban´ para la formación del diaconado permanente” Siendo su primer director Monseñor Pedro Lopez y su secretario el diacono Angel Lasalla.

 

Debido a que, desde el principio, son propuestos candidatos de distintas localidades – desde La Cumbre a Villa Dolores – se va buscando una modalidad que, por un lado posibilite la asistencia de los profesores, todos sacerdotes de las distintas parroquias de la diócesis y por  otro pueda ser accesible a los candidatos.

 

Se buscan distintas modalidades que en general van adoptando las siguientes formas: día: sábados, todo el día (aunque se hacen experiencias de dos jornadas), en distintas localidades. Desde el principio se vio que una de las mayores dificultades era coordinar los horarios de los profesores. Designación de tutores que deben reunirse regularmente con los candidatos a su cargo para ayudarlos en el estudio.

 

En el paso siguiente se fijan las clases dos veces al mes y en un lugar fijo equidistante (Salsacate y luego San Carlos Minas).

 

Otra modalidad implementada fue la de clases una vez al mes, pero dos días (viernes al medio día hasta sábado por la tarde) Se cambió el lugar a Villa Cura Brochero.

 

Esta experiencia fue interesante porque posibilitó una mayor integración en la convivencia con los candidatos, pero tuvo la dificultad se hacía más difícil el estudio entre una clase y otra y, si se perdía una se perdía en la práctica un mes d estudio. Esto motivo que, al año siguiente, se volviera a la modalidad de clases un sábado cada quince días (antes era dos sábados al mes) pero se mantuvieran cuatro jornadas dobles (viernes y sábado) dos en el primer cuatrimestre y dos en el segundo.

 

Otro tema al que aún no se encontró acabada solución fue al de la integración de las esposas al proceso formativo de los candidatos. Se adopto la idea de que, una vez al mes, las esposas asistían con sus maridos y había espacios de formación separados y espacios conjuntos. En la práctica esto se cumplió muy irregularmente fundamentalmente por la dificultad de encontrar quién se hiciera cargo del espacio formativo específico para las esposas

 

Perfil de los candidatos al Diaconado Permanente.

El discernimiento vocacional ha de realizarse con criterios objetivos conforme a la tradición de la Iglesia y a las necesidades pastorales actuales. Al tratarse de un ministerio que exige cualidades específicas, la aceptación de los candidatos no se hará buscando resolver el problema de la escasez de sacerdotes ni para premiar una vida apostólica o virtuosa. El criterio será siempre valorar con seriedad los signos vocacionales y las cualidades humanas y cristianas de los candidatos.

 

 

Condiciones generales.

El aspirante al diaconado permanente que es presentado para iniciar su proceso de formación debe ser una persona probada e irreprensible.

Deberá contar con:

 

a) Buena salud física y psíquica y, en lo posible, no más de sesenta años, en vista a las exigencias propias de la formación y a la naturaleza del ministerio a desempeñar.

 

b) Formación cultural básica acorde con el camino formativo que iniciará: egresado de la escuela media, o con capacidad para realizar los cursos y encuentros de la formación, así como para comunicarse satisfactoriamente en forma verbal y por escrito.

 

c) Suficiente madurez humana: conciencia de sus capacidades y de sus limitaciones, sentido de responsabilidad, buen criterio, capacidad de diálogo y amistad.

 

d) Aptitud para el cambio y disponibilidad ante las necesidades de la Iglesia local para traslados, teniendo en cuenta las propias condiciones familiares o laborales.

 

e) Cualidades espirituales: sentido de fe, oración, piedad eucarística y mariana, amor a la Iglesia y a su misión, espíritu de pobreza y de obediencia, celo apostólico, disponibilidad para dejarse formar, orientación al servicio, honradez y fidelidad a las promesas, castidad y amor a los hermanos, especialmente a los pobres y necesitados.

 

f) Iniciación cristiana plena y formación equivalente a la de un catequista.

 

g) Una comunidad eclesial en la que esté inserto y buena fama entre sus fieles; aptitud para trabajar en comunión con otros; capacidad de liderazgo y servicio.

 

h) Los candidatos deben estar libres de cualquier irregularidad e impedimento canónico

 

En los aspirantes siempre se ha de tener en cuenta la sencillez, el espíritu de comunión y la humilde entrega al servicio, y se ha de excluir a quienes manifiesten ánimo confrontativo, deseos de sobresalir, ambición de poder o dominio.

 

Fin de la Formación

Se asume el fin planteado por la ratio aprobada “ad experimentum” para la formación de los diáconos en la Argentina.

Desarrollo humano y espiritual (La formación debe estar orientada al crecimiento humano, sicológico, social y espiritual de los candidatos)

Pastoral (las distintas materias deben tener una dimensión pastoral)

Litúrgica: (las distintas materias deberán tener en cuenta la dimensión celebrativa litúrgica)

Los tres aspectos de la vida diaconal

 

Programa Curricular formulado en base a la Ratio Argentina

Tiempo de cursado: 4 años

Modalidad: Clases presenciales cada 15 días, 7 hs. reloj de clase c/u (aprox. 140 hs reloj de clase al año), más cuatro encuentros al año de día y medio de 10hs. c/u (aprox. 40 hs. reloj de clase)

 

Materias:

Metodología del Estudio (un cuatrimestre el 1er.año)

Historia Bíblica (Un cuatrimestre el 1er. Año)

Teología Fundamental (un cuatrimestre 1er.año) *

Teología Dogmática I, II, III y IV (Salvo 1er. Año que comienza en el 2do.cuatrimestre, 2do., 3ro. Y 4to. Años los dos cuatrimestres) *

S.E. I. II. III. IV dos cuatrimestres por año *

Liturgia I, II, III, IV un cuatrimestre por año *

Derecho Canónico I, II, III (Un cuatrimestre 1ro., 2do., y 3er. Año)

Moral I, II, III y IV un cuatrimestre por año *

Historia de la Iglesia I, II, III un cuatrimestre 1ro., 2do. y 3er. Año *

Teología Pastoral I, II, III un cuatrimestre 1ro., 2do. y 3er.  año *

Teología Espiritual I, II, III y IV un cuatrimestre por año *

Doctrina Social de la Iglesia: un cuatrimestre en 4to año *

Documentos de la Iglesia: un Cuatrimestre el 4to año

Realidad de la Iglesia Argentina: Un cuatrimestre el 4to. Año.

 

En las materias marcadas con * el docente, además de los apuntes o fotocopias que entregará en las clases y con los que se trabajará, deberá indicar un libro digitalizado de profundización que los alumnos deberán leer, de acuerdo a las indicaciones del docente y que será materia de evaluación

 

Desafíos a enfrentar:

1.- Conformar un cuerpo de profesores comprometidos con el proceso formativo de los candidatos..

2.- Relanzar a los “tutores” a fin de realmente cumplan con su función dentro del sistema formativo.

3.- Reforzar, a través de seguimientos y evaluación, el compromiso de los candidatos al estudio.

4.- Lograr un mayor compromiso de los párrocos presentantes con el proceso formativo.

5.- Lograr la integración de las esposas al proceso formativo.

6.- Organizar y ejecutar el área administrativa académica

7.- Clarificar y regularizar el área administrativa económica (pago de los gastos de movilidad de los docentes)

8.- Mejorar los aspectos didácticos y reforzar el currículo transversal

9.- Mejorar el proceso formativo humano de los candidatos.

10.- Mejorar el seguimiento del discernimiento vocacional.

 

El diaconado permanente es una vocación que proviene de Dios que llama y con su Espíritu inspira una respuesta libre y creyente para la entrega en el servicio. Pero junto a la llamada de Dios y a la respuesta del hombre hay un elemento constitutivo de la vocación ministerial: la llamada pública de la Iglesia. Esta llamada tiene un sentido sacramental ya que la autoridad eclesial es como el signo y el instrumento de la intervención personal de Dios, que se realiza con la imposición de las manos. Por esto y, en particular, por representar una elección de Dios, el discernimiento de la Iglesia es decisivo para la elección de la vocación al ministerio diaconal.

 

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