La Iglesia Greco-Melkita Católica
Por Maxi Chade
Dijimos
que la Iglesia necesita respirar con sus dos pulmones. Dentro de este “pulmón
oriental” existen 23 Iglesias Orientales Católicas, que dependen del Papa,
aunque estén organizadas de una manera, que la mayor responsabilidad recae
sobre la figura de un Patriarca. Una de esas Iglesias, es la Greco-Melkita:
para acercarnos a ella debemos aclarar su nominación, que ayudará a entender el
recorrido histórico que la misma hizo. Greco, en alusión a la gran influencia
bizantina bajo la cual fue naciendo este grupo de seguidores de Jesús y Melkita porque bajo ese término (que deriva
del hebreo que significa rey) se designaba a las Iglesias fieles a las que
habían seguido la tradición del Concilio de Calcedonia.
La
fundación de la Iglesia en Antioquía, sede histórica de la Iglesia
Greco-Melkita, se remonta a los tiempos apostólicos: el libro de los Hechos de
los Apóstoles relata que fue en ese lugar en donde se llamó por primera vez
“cristianos” a los seguidores de Jesús y fue en ese lugar, donde las
predicaciones apostólicas, especialmente la de Pedro y Pablo dejaron bien
constituidas las distintas comunidades nacientes. En el recorrido histórico de
este grupo de seguidores de Jesús, las invasiones que sufrieron estas tierras
dieron origen a lo que se conoce como la “diáspora”, es decir aquellos fieles
de la Iglesia Greco-Melkita, que viven fuera de los territorios en donde fue
fundada dicha Iglesia: de esta manera la mayor cantidad de fieles que se
reconocen greco-melkitas se encuentran fuera del territorio patriarcal.
Comúnmente
a las Iglesias orientales se las conocen por las diferencias que existen en la manera
específica de celebrar los sacramentos. En este caso particular, el rito que
siguen los greco-melkitas es el rito Bizantino, que data de las épocas
apostólicas y fue atribuido a Santiago, cuyas modificaciones estuvieron a cargo
luego de San Basilio el Grande y San Juan Crisóstomo. En esta forma de celebrar algunas de sus
características son: el uso de la lengua griega, aunque hoy en día es también
muy común el uso del árabe; quien preside la Celebración de la Misa, que es
conocida como Divina Liturgia, lo hace de espaldas al pueblo; el Altar se
encuentra atrás de una pared que lo separa de los fieles y es conocido como
Iconostasios (lugar donde se reservan los íconos); el Iconostasios tiene tres
puertas, una central llamada Puerta Real o Puerta del Cielo y por donde sólo
ingresan los ministros ordenados, mientras que los fieles lo hacen por dos
puertas laterales llamadas Puertas Diaconales o Puertas de los Ángeles. Para la
Celebración de la Divina Liturgia se usa pan con levadura, que lleva impreso
letras griegas sobre la masa, de la misma manera los fieles comulgan pedazos de
ese pan consagrado.
La
rica tradición oriental de las Iglesias Católicas tiene en la Iglesia
Greco-Melkita uno de sus grandes exponentes de la conservación de las
tradiciones apostólicas hasta nuestros días: la gran biografía de espiritual de
santos, monjes y monjas y muchos miembros anónimos han contribuido con sus
aportes a una profunda reflexión; las persecuciones que han sufrido le han
atribuido una fortaleza que es faro de esperanza desde todo el Oriente hacia el
mundo entero y la forma de celebrar los sacramentos hacen que los fieles entren
en una dinámica terrena pero con íntima conexión con lo celestial, en donde
todo nace en Dios y vuelve a Él, tal como lo dice uno de los Kondakion (himnos)
de su Liturgia: “Lo que es tuyo, de lo que es ya tuyo, te lo ofrecemos de todo
y para todos”.

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