11 agosto 2020

Abriré mi corazón llenos de nombres


Padre Obispo Pedro Casaldáliga


Habiendo nacido en España y luego de formarse y ordenarse allí, su vocación misionera lo lleva al Mato Grosso en donde une su destino al del pueblo que camina por esos rumbos. En 1968 llega a esas tierras luego de haber trabajado en los barrios obreros de Barcelona y tres años después lo nombran obispo de Sao Félix de Araguayá. En esta zona ya era conocido por su amistad con los indios y los obreros esclavizados que sufrían las penurias impuestas por los hacendados custodiados por la impiadosa dictadura.
Desde siempre estuvo unido al dolor de todo el pueblo Latinoamericano. Lloró la muerte de los Mártires Riojanos con un hermoso poema dedicado a Monseñor Angelelli, su hermano en el episcopado. Supo controlar la furia que lo llevaba a emitir una maldición contra el impune asesino de San Oscar Romero de América, a quien lo unía el pertenecer a la Iglesia del amor y el compromiso ferviente con los sufrientes. Se le estrujó el corazón con el asesinato de Chico Mendes, el incansable defensor de la Amazonía. Cada asesinato, cada devastación de un poblado indígena, cada hermano con hambre o enfermedad era recibido como una puñalada que horadaba su integridad de humanista y cristiano.
Pero a cada agravio -que fueron innumerables- supo responder con amor. Su vida estuvo dedicada a los demás y el amor fue su guía, su alimento diario que recibía en el austero altar eucarístico de su iglesia. Una vez dijo, pensando ya en la cercanía de la muerte: “Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré mi corazón lleno de nombres” Ese era el Padre Pedro como lo llamaban. Ese hombre que supo amar en su poesía, en su acción social, en su acción pastoral, en su vida del Evangelio. Sin dudas su permanente prédica abrió el camino para el gran suceso que fue el Sínodo para la Amazonía que convocó el Papa Francisco y que recogió las inquietudes y esperanzas de su amado pueblo. Él mismo lo festejó como una epifanía del amor.
Este año 2020 es demasiado doloroso para la humanidad. La pandemia del COVID-19 que estamos transitando nos trae día a día dolor, sufrimiento y muerte en el mundo entero. El mismo Papa nos llama a rezar diariamente por los afectados por esta situación. En el caso de Nuestramérica, como les gusta decir al filosofo Horacio Cerutti Guldberg, a este dolor se sumaron la partida de dos hombres que signaron el camino del cristianismo en muy pocos meses: Dom Pedro Casaldáliga, a quien estamos recordando hoy y el Padre Ernesto Cardenal. Ambos poetas, ambos descubrieron en la poesía el modo de transmitir el amor de aquél que nos amó hasta la entrega de su vida, para así redimirnos. Una oración por ellos y por todos los que están sufriendo en estos tiempos en que parece que todo fuera desolación y por nosotros que necesitamos reconfortar nuestros corazones para salir adelante.

Jorge Gerbaldo

1 comentario:

  1. Hacer conocer a estas personas que entregan la vida por sus creencias más profundas es enriquecedor

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